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Volumen 16
Número 2
Septiembre 2020 - Marzo 2021
Publicado: Septiembre 2020
Trazos de Antígona
en pandemia


El banner de este número reproduce un detalle de la obra “Edipo y Antígona o La plaga de Tebas”, realizada por el pintor francés Charles François Jalabert en 1842. Se trata del desenlace y a la vez el presagio de una misma tragedia. En el lienzo, la escena representa, junto a los estragos de la peste, a la pequeña Antígona acompañando a su padre, en el abismo de lo que vendrá.

Editorial

Trazos de Antígona en pandemia

Carlos Gutiérrez
Juan Jorge Michel Fariña

Universidad de Buenos Aires

“El primer punto, quizás el más grave, concierne a los cuerpos de las personas muertas: ¿Cómo hemos podido aceptar, tan solo en nombre de un riesgo que era imposible de precisar, que las personas a las que apreciamos, y los seres humanos en general, no solo muriesen solos –algo que nunca había sucedido en la historia desde Antígona hasta hoy–, sino que sus cadáveres fuesen incinerados sin funerales?”
Giorgio Agamben, abril 2020 [1]

Una vez más nos toca ocupamos de Antígona. Ya en nuestro libro de 1999, “Ética: un horizonte en quiebra” habíamos dedicado tres capítulos al tratamiento del tema. Y en números anteriores de Aesthethika y Ética&Cine Journal, la tragedia de Sófocles siguió estando presente [2]. Las referencias fueron siempre para tratar situaciones en las que, como en la pieza clásica, una catástrofe ponía en entredicho el tratamiento de los cuerpos. Y la figura de Antígona era convocada allí para introducir una pregunta ética por nuestra actitud ante la muerte y frente al necesario trabajo de duelo.

El epígrafe de Giorgio Agamben, reintroduce la cuestión a propósito de la pandemia del Covid-19, y forma parte de una serie de diez reflexiones del autor, fechadas entre febrero y mayo de 2020. Reflexiones que bien valen la observación de Horacio González: Agamben ha escrito las páginas más equivocadas sobre la pandemia, y también las más interesantes [3]. Hoy y aquí nos interesa indagar la índole de ese interés.

Hemos decidido hacerlo apelando a la polisemia de la palabra “trazo”, que señala a la vez cada uno de los elementos singulares de la escritura manuscrita y el modo de delinear, de contornear un objeto.

Proponemos para ello media docena de textos que rodean el vacío de Antígona. Apelando a recursos de la literatura, la pintura, la música y el cine, se ofrecen como testimonio de un pensamiento en curso. Comencemos con la pintura.

Carlos Alonso, uno de los grandes pintores argentinos, realizó en 1990 una serie de obras que decidió conservar en su atelier. En medio del aislamiento por Covid-19 volvió sobre esos cuadros y se sorprendió ante uno de ellos, que presenta un curioso sesgo premonitorio. Se trata de la representación de un infierno que acecha los cuerpos bajo un cielo en el que parecen reconocerse las infinitas partículas de un virus desconocido. El gesto de esta multitud de almas en pena, entre amenazante y aterrado, contrasta con la figura mítica de la izquierda. ¿Una salvación que todavía no llega a dibujarse del todo, o apenas un espejismo del tiempo?

Dos siglos y medio atrás, en su obra “Edipo y Antígona o La plaga de Tebas”, el pintor francés Charles François Jalabert había representado el desenlace y a la vez el presagio de otra peste. Por segunda vez en Tebas los cultivos se secan, los ganados mueren irremediablemente y las mujeres devienen estériles. El rey Edipo ha logrado finalmente hallar al culpable de la muerte de Layo… pero ello no apaciguará a los dioses. El legado del crimen y el incesto alcanzarán a la generación siguiente. En el lienzo, la escena muestra a la pequeña Antígona, acompañando a su padre, en el presagio de lo que vendrá.

En una expresión remarcable, la humanidad detrás de los cuerpos, Julieta Calmels alerta respecto del núcleo del problema:

La pandemia es un acontecimiento mundial abierto. Su magnitud, su carácter radicalmente inesperado y la imposibilidad de saber cuál será el despliegue final y sus consecuencias, nos compele a habitar esa incertidumbre, al tiempo que nos obliga a disponer de la mayor responsabilidad en el despliegue e invención de formas de cuidado que pongan límites, impasses a esta epidemia, para así permitirnos transitarla con los menores daños posibles.
A los meses de esta tragedia y a pesar del inmenso esfuerzo sanitario y colectivo, incluida la decisión política de la cuarentena, comenzaron a aumentar las internaciones y las personas fallecidas. Y con ello, a dimensionar otra de las brutales complejidades de la pandemia: la dificultad para sostener uno de los rituales más humanos y humanizantes como es acompañar la enfermedad de nuestros seres queridos y despedir a los muertos. [4]

El artículo de Calmels está fechado en setiembre 2020, apenas cuatro meses después del de Agamben antes citado. Los trazos de Antígona pueden ser reconocidos en el tránsito de un texto al otro. El interés de la tragedia radica justamente en su potencia ética: las razones de Agamben resultan ser tales a posteriori de un acontecimiento que las resignifica y suplementa. Otro tanto ocurre con el cine.

Sobre el cine

¿Por qué hay múltiples versiones teatrales de la Antígona, pero una escasa filmografía que recree la pieza original de Sófocles? Recordamos la memorable actuación de Irene Papas en el film Antígona de George Tzavellas, estrenado en 1961, o Los caníbales (Liliana Cavani, 1970), que adapta la tragedia a la moderna ciudad de Milán, y por cierto Tras los pasos de Antígona, el documental del Equipo Argentino de Antropología Forense estrenado en 2002, que ofrece testimonios de la identificación y restitución de los cuerpos de los desaparecidos a sus familiares, para que puedan realizar los ritos funerarios. O más recientemente la Antígona despierta, de Guadalupe Pérez García (2014) un ensayo cinematográfico que propone “despertar” a Antígona en el mundo contemporáneo, para que lleve a cabo la sepultura de su hermano. [5]

A esta serie clásica, Eduardo Laso suma el hallazgo de una Antígona que se escribe en la filigrana del film “Katyn”, de Andrzej Wadja. Allí retorna el mito, pero a diferencia de la tragedia de Sófocles, hay un solo hermano asesinado. Y toca a Agnieszka inscribir en su lápida una página negada de la memoria colectiva, cuando la maldición de los dioses sobre los Labdácidas deviene ignominia hacia los polacos.

Sobre el valor del testimonio

Si en investigaciones anteriores hemos problematizado la capacidad del testimonio de desbordar los límites procesales que el discurso jurídico impone, al intentar ceñir el relato a un estatuto cerrado de verdad, una lógica similar nos obliga a destacar el alcance del testimonio en este escenario, como vía de inscripción de las múltiples necesidades sociales ante la irrupción de la pandemia. Se trata de una apuesta ética para construir nuevos sentidos en un territorio discursivo en pugna. [6]

En esta línea que rescata el valor de la narrativa testimonial, el número incluye dos textos producidos en el contexto de pandemia: el de Valeria González y Carlos Gutiérrez (publicado en una versión preliminar en el diario Página/12) y el de Nestor Braunstein (incluido en Apertura, Barcelona). Estos textos de actualidad dialogan con dos clásicos, inéditos en Argentina: El trabajo de Boris Pinto y equipo de las universidades El Bosque y Del Rosario, de Colombia, y el estudio sobre Antígona y la música, por Juan Jorge Michel Fariña y Jan Helge Solbakk, desde UBA y la Universidad de Oslo.

Desde Australia, Michael Cook nos ofrece una colección de notas breves sobre el tratamiento de los cuerpos. Publicadas originalmente en el prestigioso blog Bioedge, se las reúne por primera vez en una revista en español.

Cierra el número un inquietante relato de Mercedes Solá, ratificación del valor del testimonio narrativo, y un dossier de protocolos para el tratamiento de los cuerpos en pandemia preparado por becarias de Ciencia y Técnica de la UBA.

En suma, un número que equilibra textos clásicos y de urgente actualidad para ratificar el valor universal de una tragedia que trasciende los tiempos y cuyo tratamiento sigue siendo imprescindible.


[1Agamben (2020). “La invención de una epidemia”. En Quodlibet. [Consultado en https://ficciondelarazon.org/2020/02/27/giorgio-agamben-la-invencion-de-una-epidemia/]

[2“La reina, el amor y el miedo en los tiempos de Antígona y Maquiavelo”, de Gisele Vitória; “Antígona Guaraní: el teatro como vía de elaboración de las catástrofes sociales”, de Juan Jorge Michel Fariña; “La muerte antes del nacimiento”, de François Ansermet; “Antígona”, de Gustavo Rodríguez;
“Antígona o la elección”, de Marguerite Yourcenar; “Antígona Comic Book”, de David Hopkins y Tom Kurzansky; “Criatura maravillosa, única en el mundo”, de Natalia Perrotti; “Žižek y las tres vidas de Antígona”, de Paula Paragis. “Pianacci y Antigona una tragedia latinoamericana”, de Irene Cambra Badii.

[3Horacio González, “Antigona”, en Página/12 el día 23 de abril 2020, [Consultado en https://www.pagina12.com.ar/261547-antigona]

[5El relevamiento fue realizado por Irene Cambra Badii en su reseña sobre el libro de Rómulo Pianacci en: http://journal.eticaycine.org/Antigona-una-tragedia-latinoamericana

[6Ver al respecto el artículo de Carlos Gutiérrez y Sebastián Piasek en
https://www.elsigma.com/columnas/tratamientos-de-la-catastrofe-el-perito-contable-el-canalla-y-el-adivino/13842



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Número Actual
Volumen 19 / Número 2
Editorial [pp. 1-3]
¿Sabiduría Artificial?
Juan Jorge Michel Fariña y Eduardo Laso 
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[pp. 5-11]
Cronología
Théo Lucciardi 
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[pp. 13-28]
La inteligencia artificial en el cine
Eduardo Laso con la colaboración de Juan Jorge Michel Fariña 
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[pp. 29-40]
Virus y metáforas zombi
Gabriel Eira 
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Bioética e Integración de la Inteligencia Artificial en la Medicina
Gonzalo Alejandro Frez Pulgar 
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¿Operarios impasibles?
Boris Julián Pinto Bustamante 
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Ich bin dein Mensch
Juan Eduardo Tesone 
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Inteligencia Artificial: Pinocho dos mil años luz
Juan Jorge Michel Fariña 
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Almor
Eduardo Laso 
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Reseña de libro [pp. 75-77]
Una apuesta para una Escuela
Gigliola Foco 
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Reseña [pp. 79-81]
Black & White
Isabel Saraiva 
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