Actualizado en  septiembre de 2023   

Volumen 3
Número 2

Septiembre 2007 - Mayo 2008
Publicación: Septiembre 2007
El Arte ante la Catástrofe


[pp 30/36]

Peripecia de la diversidad: lo inconsciente en las diferencias humanas

Silvina Luzzi

Para tratar la complejidad del problema de la diversidad en el ámbito educativo nos valdremos del film "The Human Stain” (Robert Benton, 2003) protagonizado por Anthony Hopkins y Nicole Kidman. Presentaremos dos escenas cruciales de la película en las que se indagan los límites del educador a la hora de confrontarse con la verdadera diversidad. No la que suele manejarse a través de oportunas racionalizaciones, sino la que vibra en el propio cuerpo cuando éste debe confrontarse con la más cruel de las diferencias. La del cuerpo erotizado, que no es otra cosa que las marcas en la historia de cada sujeto. El tagline del film que vamos a comentar lo anticipa en estos términos: ¿qué tan lejos estarías dispuesto a llegar para escapar de tu pasado? Presentemos entonces la escena con la que se inicia el film.

1. Spooks

Un hombre mayor conduce su automóvil en un atardecer de invierno. La carretera es sinuosa y ha nevado copiosamente. Lo acompaña una mujer joven, recostada sobre su hombro. De pronto, una camioneta se interpone en su camino. El hombre intenta una maniobra desesperada para evitar el impacto y en el intento vuelca espectacularmente, cayendo sobre un lago semicongelado, en cuyas aguas se hunde irremediablemente.

Luego de esta enigmática escena inicial, la historia nos remonta a otro espacio y a otro tiempo. Es el verano del 1998. Una voz en off nos ambienta en el nuevo escenario: "después de la caída del comunismo pero antes del horror del terrorismo…". Tres estudiantes bromean mientras caminan por el campus de una típica universidad norteamericana.

Colemman Silk se acerca por un sendero e ingresa a un edificio de arquitectura victoriana. La voz en off lo describe como el portentoso decano de la Universidad de Atenas, Massachussetts. Educado en NYU y Oxford, a su regreso de Inglaterra se convirtió en uno de los primeros profesores judíos en enseñar los clásicos. Durante su decanato llevó a Atenas de la mediocridad a la excelencia y en ese interín se hizo de amigos y enemigos.

En la escena siguiente, el decano Silk se encuentra al frente de un curso. De pie, ante a su atril inicia su clase con elocuencia: “¡Canten dioses la ira de Aquiles! Toda la literatura europea habla sobre una pelea por hombría”. Observa que la ira de los dioses se debe al malestar de Aquiles por una joven mujer y su cuerpo. El placer de la atracción sexual. “Aquiles, al rehusarse a devolver a la mujer se aisló desafiante fuera de la sociedad misma a la cual protegía. Debía entregarla, devolverla. Es así como el más sensible de los guerreros se enfrenta a la más grande de las guerras. Desde allí comenzaremos hoy”.

Acto seguido, toma el listado de sus alumnos y pregunta: "¿Se encuentra presente la señorita Cummings?". Los estudiantes, atentos a la exposición lo observan en silencio. Nadie responde. Pregunta nuevamente: "¿está en la sala el señor Thomas?". Silencio.

"Hace cinco semanas que han comenzado las clases y todavía no he visto a estos estudiantes. ¿Existen, o son espectros (spooks)?"

En la escena siguiente el decano Silk se encuentra sentado en la mesa de la junta de directorio de la universidad. Pero esta vez no preside la sesión, sino que es objeto de cuestionamiento por parte de una junta académica: ¿era usted consciente de la connotación de la palabra spooks cuando se dirigió con este término a los dos estudiantes ausentes? Implacable, una de sus colegas lo interroga: ¿no sabía acaso que ambos estudiantes eran de origen afro-americano? Dada la connotación despectiva que desde los años ´50 tiene la palabra “spook”, el comentario del decano se ha transformado en una inesperada ofensa a la condición étnico-racial de los estudiantes mencionados.

Silk admite estar en conocimiento de tal connotación pero aclara inmediatamente que no tenía manera de saber el origen de estos estudiantes ya que nunca los había visto. Explica que sólo se estaba refiriendo a la característica “ectoplasmática” del término. Toma entonces un diccionario y lee la primera acepción de la palabra spook: “fantasma”, “espectro”. El Profesor sentado a su izquierda toma a su vez el diccionario y lee en voz alta la segunda acepción, en la que consta claramente su carácter despectivo hacia los negros.

Otra colega agrega que una de las estudiantes quedó devastada por sus comentarios. Silk insiste en el hecho de que nunca los había visto. ¡Considere el contexto!, reclama indignado. “En lugar de cuestionarme por lo sucedido, estos estudiantes deberían ser castigados por su ausencia reiterada a clases. Acusarme de racismo no sólo es falso, es escandalosamente falso".

Dicho esto, sale intempestivamente de la sala. Ya en su casa, grita ante su esposa Iris: "¡Renuncio!". Su mujer intenta preguntarle sobre lo sucedido y él le responde exaltado que ha sido objeto de una calumnia, que lo han acusado de racista. Ella lo sigue por la casa intentando tranquilizarlo, recordándole que ha sido justamente él quien contrató al primer profesor negro [1] de la universidad. La mujer se desespera, sugiere posibles estrategias para dar una batalla legal. Pero en un instante se detiene abruptamente. Siente que algo anda mal dentro suyo. Silk la abraza, pero ya no hay nada que hacer. Iris sufre una embolia masiva. Se desvanece y muere dos horas más tarde en los brazos de su esposo.

Seis meses después, el ex-decano Silk conserva intacta su indignación. Quiere que alguien escriba sobre lo sucedido, que alguien deje testimonio de lo que califica como el asesinato de su esposa. La describe como una luchadora, una mujer fuerte. "Pero la estupidez fue demasiado grande incluso para una mujer como Iris. Y todo en nombre de lo políticamente correcto".

Convoca entonces a un escritor, ante quién ratifica: "mataron a la persona equivocada por apenas una palabra". Pero su interlocutor le sugiere que sea él mismo quién escriba la historia, interpelándolo acerca de cómo se denomina en la tragedia griega al momento en el cual un personaje se da cuenta que nada era como pensaba. Es allí que Silk responde peripeti o peripetia. Y concluye: “ese soy yo”.

2. Peripecia

La interpelación del escritor resultará premonitoria. Una peripecia no es otra cosa que la mudanza súbita, la precipitación de un cambio de posición del sujeto respecto de su entorno, la caída abrupta de una certeza largamente acunada. En el drama o cualquier otra composición análoga, designa la mudanza repentina de situación debida a un accidente imprevisto que cambia el estado de las cosas.

Una peripecia no es entonces un giro circunstancial o intrascendente, sino un verdadero cambio de posición subjetiva. Generar enunciados tolerantes respecto de la diversidad puede resultar un escapismo, una racionalización para eludir los auténticos puntos ciegos respecto de las diferencias. En su escrito “Usos de la diversidad” Geertz advierte respecto de este riesgo [2], alertándonos acerca de la complejidad del tema que estamos tratando. En palabras del autor:

Para vivir en un collage uno debe, en primer lugar, verse a si mismo como capaz de clasificar sus elementos, de determinar qué son (lo que habitualmente implica determinar de dónde proceden y cuál era su valor cuándo allí estaban) y cómo se relacionan los unos con los otros en la práctica, todo ello sin enturbiar el sentido de la localización e identidad propias en su seno. (...) Debemos aprender a captar aquello a lo que no podemos sumarnos [3]

La expresión es elocuente: “aprender a captar aquello a lo que no podemos sumarnos”. Será materia opinable si la denominación de “spooks” para referirse a los estudiantes ausentes es propia de un decano de la trayectoria de Silk, quién siempre ha mantenido una actitud alejada de todo racismo. Pero como se verá más adelante, estamos ante un imprevisto caso de tensión entre el campo del discurso social sobre la diversidad y las vicisitudes íntimas de un sujeto.
El primero de estos escenarios nos sitúa en el espacio de la diversidad sociocultural. El segundo, nos conduce a la singularidad psíquica.

3. Usos de la diversidad sociocultural

Un educador debe estar sensibilizado respecto de las pautas éticas que rigen su quehacer, entre las que se encuentra, evidentemente, el respeto por las diferencias étnicas. Esta dimensión se corresponde con uno de los llamados “usos de la diversidad”. Esta noción hace referencia a aquellas visiones estereotipadas, estigmatizantes y ponderativas de los otros, poco reflexivas y que dan sentido a diferentes actitudes. (Neufeld, M: 1999, 38)

En tanto productos históricos, son campos socialmente estructurados en la interfase de contextos sociales de corto y largo alcance histórico, no son meros contenidos sino procesos: expresión de permanencias culturales y lugar de la diversidad y las contradicciones. [4]

Estas representaciones así definidas tienen un doble movimiento. No sólo tiñen la realidad que se mira según el contexto de quien mira sino que a su vez son productoras de realidad. Se trata de la dimensión histórico-antropológica del concepto.

Cuando alguien tiene la representación de un bolita (...) “produce un bolita que a su vez debe responder a esa imagen a la manera de profecía autorrealizada.” [5]

En esta misma dirección Liliana Sinisi habla de estereotipos que surgen a través de las experiencias de la vida diaria, del sentido común, y que al igual que lo hacen los prejuicios, servirán para mantener cohesión de la identidad “nosotros” frente a “otros”. Estos prejuicios serán estigmatizantes ya que son concebidos casi como una mancha natural que se hereda de padres a hijos y resulta de difícil superación (Sinisi, 1999: 211).

No olvidemos que el film que estamos comentando se titula The Human Stain, literalmente, Mancha Humana, aunque una traducción más adecuada sería tal vez “El estigma humano” (el vocablo inglés “stain” puede tener también esa acepción).

Según Castoriadis la producción de un valor, que puede producir aceptación o rechazo acerca de algo o alguien, tiene el estatuto de imaginario. Entendiendo por imaginario aquello que se incorpora a una realidad y que no es inherente a ella.

La consecuencia directa de la relación entre la estigmatización y las representaciones es la sobreadaptación de las víctimas y un sorprendente distanciamiento de éstas (en su carácter de asimilados) de los recién llegados; a lo que subyace alguna antigua y dolorosa vivencia. (Neufeld, 1999: 43).

Este último pasaje del texto de Neufeld nos pone ya sobre la pista de una segunda dimensión para analizar el caso del decano Silk. ¿Qué pasaría si los aportes de la psicología revelaran otro sentido para la elección de la palabra “spooks”? Recordemos la magnificencia con la que el orador inicia su conferencia de ese día: “es así como el más sensible de los guerreros se enfrena a la más grande de las guerras. Desde allí comenzaremos hoy”.

Con este propósito avanzaremos sobre tres conceptos propuestos por Neufeld para analizar las consecuencias de lo que podríamos considerar ya un segundo y más profundo uso de la diversidad: sufrimiento, dolor y extrañamiento (Neufeld, 1999: 45).

Vincularemos tres conceptos: sufrimiento, en tanto acto de recepción o soporte, que puede incluir algún consentimiento, dolor, en tanto sensación penosa, corporal o anímica, y la acción de extrañar, en tanto convierte a un conocido en alguien que dejó de serlo, en un desterrado, vuelto extraño. [6]

4. Hasta dónde podrías llegar para escapar del pasado

Esta acción de extrañar, que convierte a un conocido en alguien que dejó de serlo, en un desterrado, vuelto extraño, se aplica al personaje encarnado por Anthony Hopkins. Veamos el sorprendente desenlace de la trama.

El exdecano Silk y el escritor comenzaron una fecunda amistad. En uno de sus encuentros el escritor descubre la foto de una joven mujer. Curioso, interroga a Silk acerca de ella. La historia se remonta entonces a los tiempos en los que Silk era un estudiante universitario. En aquellos años conoció a esta jovencita de familia Irlandesa con la que inició una intensa relación. Después de un tiempo, establecen la mutua promesa de compartir sus vidas y Silk decide invitarla a conocer a su familia. Se devela así un secreto que golpea al espectador.

Llegan a la puerta de la casa materna, y para sorpresa de la joven muchacha, atiende una mujer negra. Se trata de la madre de Coleman Silk. Si bien el encuentro se desarrolló dentro de un clima correcto, en el viaje de regreso la joven no cesó de llorar.

A pesar del profundo amor que la ligaba a Silk, no se sentía capaz de relacionarse con una familia negra. Ese fue el final de la relación.

Conmovido por este hecho y a sabiendas de que la escena se volvería a repetir, Silk toma una drástica determinación. Regresa a su casa y se despide para siempre de su madre y de su hermana. Su familia negra desaparecería de su vida.

Nadie supo nunca su secreto. Comenzó una nueva vida sin mirar atrás fingiendo un vago origen judío sefaradí para disimular su tez ligeramente oscura. Pertrechado en esta negación sigue adelante con una farsa que está dispuesto a sostener de por vida. Sin fisuras.

Hasta que esa mañana, en una clase universistaria, lo reprimido se abre camino y retorna en la palabra “spooks”. Espectros, fantasmas de su pasado que lo asaltan en medio de la referencia al invencible Aquiles. Dos estudiantes negros a los que nunca pudo ver. Un hombre y una mujer largamente ausentes que Silk convoca sin respuesta una y otra vez. Spooks, resulta así la admirable condensación de “negros” y “espectros”. Se trata de una apelación inconsciente a sus padres largamente negados.

José Antonio Jordán alude a este conflicto entre lo enunciado y lo reprimido de la siguiente manera:

(...) la gente tiende a verbalizar la respuesta esperada y proclamada como pauta ideal de la ética igualitaria occidentalista, reprimiendo con inconciente autocensura las mas profundas y reales actitudes de intolerancia y xenofobia (...) [7]

Ello explica la virulencia con que reacciona ante la acusación inicial y su incapacidad para hacerse responsable por lo sucedido. Responsable viene del latin respondere, responso, “responsable es aquél del que se espera una respuesta”. Pero no se trata en esta dimensión de una respuesta calculada y consciente en el plano de lo “políticamente correcto”, sino de una respuesta allí donde el sujeto se ve confrontado realmente con sus puntos ciegos respecto de la diferencia.

Epílogo

Esa es entonces la verdadera peripecia de la diversidad. No el manejo calculado de la diplomacia multicultural, sino el giro radical que se espera de un sujeto respecto de sus propias limitaciones. Como lo anticipamos al inicio, la caída vertiginosa de aquellas certezas largamente acunadas. La responsabilidad frente a las diferencias no radica entonces en una prolija farsa respecto de la tolerancia. Se trata del desafío que nos lleva más allá de todo ejercicio intelectual. Siguiendo la metáfora del film, peripecia es el nombre que podríamos asignarle a ese cambio de posición que se espera de un sujeto.

Sufrimiento, dolor y acto, las tres categorías enunciadas por María Rosa Neufeld se articulan en ese instante en que el personaje se ve súbitamente confrontado con su historia. En palabras de Graciela Frigerio:

Lo que nos ocurre a partir del encuentro con un maestro sólo se va a significar, a observar, a tener efecto –y efecto simbólico- en otro tiempo. No el de ahora, no el del encuentro, aunque la textura del encuentro no nos deje indiferentes. En realidad, lo que queda del encuentro se va a manifestar atemporalmente en el inconciente que ignora el tiempo. [8]

Para Colemman Silk, el encuentro con su pasado resultó demasiado. No pudo con ese espejo. El dolor y el sufrimiento irrumpieron en él, pero se agotaron en la figura de la culpa. Culpa desplazada y atribuida a terceros circunstanciales. La dimensión del acto, la verdadera confrontación del sujeto con su identidad, permaneció ausente. Una vez más, sumergida en las heladas aguas de la repetición.

Una versión preliminar de este artículo fue preparada como trabajo monográfico para el Seminario: Salud, Educación y Diversidad, bajo coordinación de la Dra. María Rosa Neufeld y la Prof. Diana Aisenson. Maestría en Psicología Educacional, Facultad de Psicología, UBA, Agosto 2004.

Referencias
Neufeld, María Rosa – Thisted, Jens Ariel (1999): De eso no se habla. Eudeba: Buenos Aires.
Geertz, Clifford (1996): Los usos de la diversidad. Ediciones Paidos, España. Jordán, José Antonio (1994). "La escuela multicultural. Un reto para el profesorado". Ediciones Piados: Barcelona.
Frigerio, G (2003): Después de hora. En Lo que queda de la escuela. Publiación del centro de estudios de la pedagogía crítica. Rosario
D´Amore, O. (2007): Responsabilidad subjetiva y culpa. En Salomone, G. & Dominguez, M., (2007) Ed.: Deontología y clínica. Buenos Aires: Letra Viva.
García Castaño, F; Granados Martinez, A (1999): Lecturas para educación intercultural. Editorial Trotta. Madrid
Sinisi, L (1999): La relación nosotros – otros en espacios escolares “multiculturales”. Estigma, estereotipo y racialización. En De eso no se habla. Eudeba: Buenos Aires.


[1En el film, Silk corrige a su esposa cuando ésta utiliza la palabra “black” para referirse a un colega, señalándole que la expresión adecuada es “afro-american”. En “Lecturas para educación intercultural” (García Castaño, F; Granados Martinez, A.,1999), se menciona que frente a los WASP (White, Anglosaxons, Protestants), grupo dominante económica, política y culturalmente, los demás grupos son llamados por su origen nacional, cultural o comunitario.

[2Ver el comentario de Geertz sobre el discurso de Levi Strauss ante la UNESCO, en Los usos de la diversidad. Ediciones Paidos, España, pp. 91.

[3Geertz, Clifford (1996), op.cit, Pág. 91

[4Neufeld, María Rosa y Thisted, Jens Ariel (1999): De eso no se habla. Eudeba: Buenos Aires. Pág. 39

[5Neufeld, María Rosa y Thisted, Jens Ariel (1999): Op cit, pág. 39

[6Neufeld, María Rosa & Thisted, Jens Ariel (1999): Op cit, pág. 45

[7Jordán, José Antonio (1994). "La escuela multicultural. Un reto para el profesorado". Ediciones Piados: Barcelona. Pág. 40.

[8Frigerio, G (2003): Después de hora. En Lo que queda de la escuela. Publicación del centro de estudios de la pedagogía crítica. Rosario


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