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Volumen 17
Número 2

Septiembre 2021 - Marzo 2022
Publicado: Septiembre 2021
Cortos y documentales
ético-políticos


Resumen

El documental Three Identical Strangers, de Tim Waldle (2018) revela una investigación secreta sobre el desarrollo de hermanos genéticamente idénticos separados de manera deliberada para ser criados en circunstancias diferentes. Desde su estreno el experimento expuesto ha provocado una serie de rechazos en la opinión pública y entre los profesionales de la salud mental. El presente trabajo analiza los argumentos de los psiquiatras y psicoanalistas Leon Hoffman y Lois Oppenheim, que han cuestionado el documental y defendido el experimento, para analizar sus argumentos y evaluar si los mismos son consistentes o, por el contrario, pretenden legitimar una investigación éticamente inaceptable.

Palabras clave:

Abstract English version

Acerca de Three Identical Strangers

Renegar del agujero en el caldero

Defensas inconsistentes sobre el experimento de gemelos de Neubauer
Eduardo Laso

Posiblemente la humorada más recordada y citada de la obra de Sigmund Freud en El chiste y su relación con lo inconsciente sea aquella del caldero prestado: una persona le presta a otra un caldero de cobre. Al serle devuelto, advierte que tiene un gran agujero en el fondo y reclama un resarcimiento. El otro se defiende diciendo: “En primer lugar, no me has prestado ningún caldero; en segundo lugar, el caldero que me prestaste ya estaba agujereado; y en tercer lugar, yo te he devuelto el caldero completamente intacto”. Se trata de un chiste sobre el engaño al otro, pero sobre todo a sí mismo, al punto de desmentir la realidad en favor de los propios anhelos, haciendo caso omiso del principio de no contradicción. El sujeto produce tres argumentos, cada uno de los cuales podría ser válido por separado, pero que al ponerse en serie se vuelven entre sí contradictorios. Esta inconsistencia por cual para sostenerse como inocente, el sujeto se vuelve inmune a la lógica, revela paradójicamente su implicación y responsabilidad. Sólo que para que este chiste freudiano sea efectivamente un chiste, se requiere que exista un tercero que sancione con la risa, que estamos ante un discurso inconsistente hasta la irrisión, que muestra la hilacha de la motivación que lo produce. Sin la risa que sancione esta operación de desresponsabilización, entramos en la dimensión de la postverdad, modo de rechazar el agujero real.

Three identical strangers, de Tim Waldle (2018) revela una investigación secreta sobre el desarrollo de hermanos genéticamente idénticos separados a propósito para ser criados en circunstancias diferentes. [1] El documental ha producido una serie de reacciones de rechazo tanto en la opinión pública como entre profesionales de la psicología y la psiquiatría, por la metodología puesta en práctica en la investigación, así como por los manifiestos efectos nocivos que produjo en las familias que inadvertidamente terminaron formando parte de este experimento. Que una agencia de adopción de Nueva York separe intencionalmente hermanos gemelos para ubicarlos en familias con distintos estilos de vida y condición social como parte de una investigación secreta, que se oculte a las familias adoptantes todo dato sobre la existencia de hermanos de los adoptados, y que durante años se los visite para estudiar y filmar a esos niños con la excusa de hacer un seguimiento del desarrollo, ocultando la verdadera naturaleza de la investigación, configura un escenario éticamente inaceptable. Que además estén involucrados en este estudio Viola W. Bernard y Peter B. Neubauer, ambos prestigiosos psiquiatras y psicoanalistas neoyorkinos de gran reconocimiento en el campo de la clínica infantil, sólo suma estupor.

Viola Bernard (1907-1998) fue psiquiatra y psicoanalista, así como una activa defensora de los derechos y las libertades civiles. Su principal campo de interés fue la adopción. Pensaba que el proceso de adoptar contribuía a la salud mental de los participantes, al reparar en los niños los traumas de separación o de ausencia de padres biológicos. Durante 40 años fue jefa supervisora de psiquiatría en la agencia de servicios de adopción Louise Wise, en Nueva York. Amiga de infancia de la hija de la fundadora de la agencia, convirtió la institución, que se dedicaba a la adopción de niños judíos, en un servicio ampliado a niños de color, durante los años 50 y 60. Bernard buscó que las adopciones siguieran una política de no discriminación, en tiempos en que era la práctica usual en Estados Unidos.

Peter Bela Neubauer (1913-2008) fue psiquiatra infantil y psicoanalista. Nacido en Austria, estudió en la Universidad de Viena y de Bern, en Suiza, de donde escapó cuando Austria fue anexada a Alemania durante el régimen nazi. Emigró a Nueva York en 1941, y trabajó en el hospital Bellevue. También trabajó junto a Anna Freud en la clínica Hampstead en Londres. Entre sus numerosos cargos, basta mencionar que fue director del Centro de Desarrollo Infantil de los Servicios del Consejo Judío de Familia e Infancia, presidente de la Asociación para el Psicoanálisis Infantil, profesor de clínica psiquiátrica en la universidad de Nueva York y secretario general de la Asociación Internacional de Psiquiatría Infantil y Profesiones Asociadas. Desde 1970 hasta su muerte fue coeditor de la publicación anual de la Universidad de Yale El estudio psicoanalítico del niño. Fue uno de los primeros en estudiar el impacto que tenía en los niños ver violencia en televisión y películas. En 1990 publicó La huella digital de la naturaleza: la nueva genética de la personalidad, que incluye algunos debates en torno de su controversial estudio sobre gemelos separados al ser adoptados.

Semejantes antecedentes vuelven más impactante que estos psicoanalistas hayan avalado y emprendido un estudio experimental con consignas engañosas que evoca los siniestros estudios de Joseph Mengele sobre gemelos. Cuando el experimento salió a la luz a partir del encuentro por azar de algunos gemelos, se les requirió respuestas que no dieron más que elusivamente. Lo cierto es que en 1980 cesaron las investigaciones como consecuencia del escándalo producido. Sin embargo desde entonces, la verdad sobre lo sucedido siguió oculta en los archivos de la Universidad de Yale, por voluntad expresa de Neubauer, hasta el año 2065. Para ese entonces, ya ningún niño afectado por el experimento, ni los padres adoptantes, estará vivo para leerlos.

Recientemente Leon Hoffman y Lois Oppenheim manifestaron objeciones al documental de Tim Waldle. Resultan de particular interés los planteos de ambos, por proponer una defensa de Neubauer y de su investigación. El primero es psiquiatra infantil y psicoanalista, y en su momento participó del experimento. Critica que el film, al “centrarse en los costos humanos de la investigación, oculta importantes malentendidos históricos y científicos que merecen una aclaración”. [2] Lois Oppenheim es miembro académico de la Sociedad Psicoanalítica de Nueva York, y ataca el documental por ignorar información contextual y omitir evidencia. [3]

Resumamos los argumentos críticos de Hoffman y Oppenheim, muchos de los cuales se complementan. Lo que sigue es una variante del chiste del caldero prestado de Freud, sólo que con un número mayor de argumentos: “en primer lugar, no se puede acusar a Neubauer de realizar un experimento nazi, ya que era un judío que escapó de Austria cuando los nazis la anexaron. En segundo lugar, la separación de los trillizos no fue un plan llevado a cabo a expensas del bienestar de los niños. En tercer lugar, no fue Neubauer quien separó a los gemelos, sino la doctora Viola Bernard. Y los separó por el bien de la madre adoptante y del niño adoptado. Además, las adopciones en aquel tiempo eran cerradas. Y no podemos juzgar con parámetros éticos actuales lo que se hizo hace medio siglo. De hecho, el estudio comenzó mucho antes que las reglas de consentimiento informado fueran codificadas. Cabe agregar que el film sugiere que el gemelo que se suicidó, lo hizo como resultado del estudio, pero no hay evidencia de tal cosa. Y Neubauer mantuvo la confidencialidad para proteger a los niños y las familias. Además, no es cierto que los resultados estén ocultos, ya que Neubauer publicó el libro Nature’s thumbprint: the new genetics of personality (1990) en el que se reporta el estudio de gemelos idénticos separados al nacer”.

Detengámonos en cada uno de los argumentos por separado:

• Plantear que no se puede acusar a Neubauer de realizar un experimento nazi, por ser un judío que escapó de Austria cuando se produjo el Anschluss, y que luego jugó un papel crucial en el campo de la psiquiatría infantil y el psicoanálisis durante 60 años de dedicación al campo del desarrollo infantil a nivel público y privado, no es más que desplegar una falacia ad hominem. Un experimento es “nazi” no por la suscripción ideológica del experimentador o estar al servicio de un régimen político fascista, sino por la naturaleza del experimento mismo en cuanto a sus objetivos y procedimientos. Experimento nazi es cualquier experimento con seres humanos que viole los códigos de Núremberg de 1947 en materia de ética en la investigación, causando así daño físico o psíquico en los afectados. Y esto con independencia de quien lo realice. Sacar a relucir los antecedentes judíos y profesionales de Neubauer es aquí irrelevante.

• Un argumento en defensa del experimento es que la separación de los gemelos para adopción no fue un plan perpetrado a expensas del bienestar de los niños para realizar un estudio científico. Fue un experimento en la naturaleza que luego se estudió científicamente. [4] La naturaleza crea gemelos, y la ciencia se aprovecha de la coyuntura para adquirir más saber. Pero la naturaleza no separa gemelos; en todo caso da a luz gemelos (o trillizos o cuatrillizos). Neubauer en su momento no pudo convencer a instituciones de adopción católicas de participar del experimento, justamente con el mismo argumento de la naturaleza: desde la ideología católica sostenían que aquello que la naturaleza unió, no debe separarse.

• Se ha argumentado en favor del experimento la gran importancia que tenía para la teoría psicoanalítica la investigación del proceso de individuación y la cuestión de la relación entre gemelos (por ejemplo, si pueden volverse opuestos, o por el contrario fusionarse hasta volverse idénticos). Pero más allá de la cuestión prejuiciosa de suponer que porque los hermanos gemelos se gestaron juntos y se parecen a nivel imaginario, eso pueda conducir a no sé qué supuesta fusión o intervinculación al modo de los personajes de la novela Los hermanos Corsos de Alexandre Dumas, el estudio del proceso de individuación en gemelos no requería un tipo de protocolo de investigación que supusiera separar hermanos y ocultar información a las familias adoptantes. Bastaba acordar un consentimiento para realizar observaciones y estudios periódicos con familias que hubiesen tenido hijos gemelos, sin necesidad de hacer un experimento que rompiera vínculos fraternos.

• Se ha insistido que la idea de separar gemelos para adopción no fue una idea de Peter Neubauer, sino de Viola Bernard, que era la psiquiatra consultora del Servicio de Adopción Louise Wise, institución que se prestó a estos estudios. Según esta línea de defensa, Neubauer inicia las investigaciones cuando ya desde hacía tiempo se estaba llevando a la práctica la separación de gemelos en el Servicio de Adopción. [5] Lo cual significa que de ser así, Neubauer aprovecha esa coyuntura para agregar a la separación de gemelos, la búsqueda de familias adoptantes con determinados perfiles para luego contrastar datos (por ejemplo para el caso de los trillizos del documental: una familia de clase alta, una de clase media y una de clase baja, y las tres con una niña adoptada no vinculada sanguíneamente, como variable independiente), así como ocultar toda información sobre los gemelos a las familias adoptantes para garantizar la objetividad del estudio. Es decir, habría encontrado en la práctica de separación una oportunidad a aprovechar y no una objeción a la misma.

• Sobre los motivos de la política de la institución Louise Wise de separar gemelos para adopción, los argumentos se multiplican hasta tornarse inconsistentes, aunque todos coinciden en que las razones eran benéficas. La Dra. Bernard sostenía que así “la maternidad temprana estaría menos agobiada y dividida, y estaría más facilitado el desarrollo individual del niño”. En aquella época se pensaba (pero ¿quiénes?) que los gemelos estarían mejor separados si iban a ser adoptados, para favorecer el proceso de individuación. Sorprende que se plantee tal afirmación, ya que no hay ninguna casuística que sustente tal afirmación. Incluso hay casuística en contrario: tener hijos gemelos ni favorece ni obstaculiza el proceso de individuación, que cursa por otro tipo de cuestiones. Viola Bernard tenía esa opinión sin fundamento teórico ni clínico, haciéndola aparecer como basada en su experiencia personal con algunos casos… También argumentó que separaban los mellizos en adopción porque de lo contrario resultaba difícil que fueran adoptados: a una madre se le vuelve más complicado criar a dos hijos que a uno, por lo cual las chances de adopción se reducirían para mellizos o trillizos. Dicho por alguien que nunca fue madre pero estuvo involucrada en un experimento escandaloso por alentar la separación de gemelos en la institución que proveía de casos a Neubauer. El argumento es cínico, ya que no se le ofreció nunca a las familias la posibilidad de decidir si querían adoptar o no al gemelo. O, en el peor de los casos, establecer algún tipo de vinculación entre las familias adoptantes de los hermanos. Por último, se admite que actualmente no se cree que la separación beneficia a madres o niños, pero en aquella época sí, y por lo tanto no se puede juzgar con los parámetros actuales y nueva evidencia, lo que se hizo hace medio siglo. Sólo que cabe preguntarnos si la decisión de separar gemelos se realizó en base a dicha creencia (¿no era acaso un dato de la clínica?) o a un protocolo experimental en el que se designó también el tipo de familia, la clase social, etc.

• Otro argumento legitimador ha sido que en aquellos tiempos (hablamos de los años 60 del siglo XX, no tan lejos como los defensores pretenden), las adopciones eran cerradas, razón por la cual el equipo de investigación tenía la obligación de preservar la confidencialidad sobre la historia biológica de los niños. El Dr. Lawrence Perlman, psicólogo clínico y participante del experimento de gemelos sostiene por ejemplo: “A los padres adoptivos que entraban en contacto con el Servicio de Adopción Louise Wise, se les garantizaba que no sabrían nada acerca de los antecedentes familiares de los niños, incluyendo la posible existencia de hermanos biológicos”. No parece verosímil que fuera una práctica usual de instituciones de adopción que les digan de antemano a los padres, que se les va a ocultar datos filiatorios del niño por adoptar, incluyendo la existencia de hermanos. Pero aun suponiendo que sucediera, para el formato del experimento era imprescindible ocultar esos datos, por lo cual difícilmente se les comunicara a los adoptantes que les garantizaban desinformarlos sobre la posible existencia de hermanos. El argumento de la “garantía” a los padres hace pasar la decisión de no saber del lado de ellos, cuando esa decisión era de la institución y de Neubauer.

• Se ha criticado que el documental de Tim Waldle omite que la investigación de Neubauer comenzó mucho antes que las reglas de consentimiento informado fueran codificadas: recién en 1974 se promulgó en EE.UU. la Ley Nacional de Investigación, que creó la Comisión Nacional para la Protección de Sujetos Humanos de Investigación Biomédica y del Comportamiento. Esta última planteó los principios básicos para la realización de investigaciones y sugirió formas de garantizar que se sigan dichos principios. Sólo que el argumento omite que ya en 1947 el Código de Núremberg plantea principios éticos de investigación con seres humanos, el primero de los cuales sostiene que “El consentimiento voluntario del sujeto humano es absolutamente esencial en el experimento”. Se trata del primer documento en explicitar la obligación de solicitar consentimiento informado en la investigación. Resulta inverosímil que Neubauer ignorara este antecedente (además que no se puede alegar ignorancia en materia de derecho). Por lo cual, el experimento con gemelos era violatorio del mismo en el tiempo en el que se llevaba a cabo. Los experimentadores sabían que realizaban una investigación que incurría en fallas éticas para los estándares de los códigos de ética en la investigación ya establecidos en ese momento.

• Otro argumento en favor de la investigación es que contó con la financiación del Instituto Nacional de Salud mental. Y que dicha financiación prosiguió luego de la revisión de la Ley Nacional de Investigación. Lo que sugiere falazmente que por estar financiada por un organismo oficial, entonces sería legítima. A lo que se agrega que los investigadores que participaron de la investigación eran clínicos “profundamente dedicados al tratamiento terapéutico de niños”. Y que bajo ningún aspecto actuaron sin consideración por el impacto del estudio en las vidas de los menores que estaban estudiando. Sólo que, sugestivamente, la investigación se interrumpe como consecuencia de que algunos gemelos terminan encontrándose por azar y empiezan a averiguar cómo fue posible que no supieran el uno del otro, sacando a la luz el experimento de Neubauer. Si el experimento estaba justificado, si se procedió bienintencionadamente y dentro de la ley y las buenas prácticas, si los investigadores tuvieron en cuenta el impacto del experimento en los niños y si la investigación era un importante aporte a la ciencia, ¿por qué entonces el ocultamiento de información y la persistencia del secretismo para con los mismos afectados?

• Sería falaz la sugerencia del film de Tim Waldle de que uno de los gemelos se habría suicidado como consecuencia del estudio en que estuvo involuntariamente involucrado. Ante este hecho luctuoso, la única defensa que se ensaya es la propia de un abogado ante el juez: no se puede probar que haya sido por el experimento. Es cierto: no hay evidencia de que su suicidio haya sido motivado por haber sido separado de sus hermanos al nacer y ser objeto de un experimento científico con consignas ocultas. Ni se puede demostrar que descubrir a los 19 años que se fue usado como conejillo de indias lo haya llevado al suicidio. Pero tampoco se puede desestimar la contribución de ese factor dentro los motivos que llevaron a este sujeto a un pasaje al acto. Ni de la incidencia que tuvo en su vida. Con el descubrimiento de tener hermanos gemelos que fueron separados como resultado de una investigación secreta, la vida de los tres jóvenes entró en una vorágine mediática. Se volvieron celebridades. Se esperaba de ellos que fueran “iguales”, y dicha presión social contribuyó a una puesta en escena de tres desconocidos que creían conocerse por proyectar en el otro el propio yo al verse “como en un espejo”. Eso duró un tiempo, hasta que se reconocieron mutuamente las marcas singulares que los diferenciaban.

• Otro argumento cínico que se ha planteado en favor de Neubauer es que estaba tan preocupado por mantener la confidencialidad de los niños y las familias implicadas en el experimento, que por eso nunca lo publicó, ya que sería demasiado revelador de la intimidad de los participantes. [6] Neubauer es presentado así como un protector de las familias que participaron involuntariamente de la investigación. Se pone aquí en primer plano el deber de confidencialidad, para ocultar el problema del consentimiento informado. La confidencialidad se juega en relación a sujetos con los que hemos entablado un trabajo terapéutico consentido por ambas partes. No es el caso del experimento de Neubauer, dado que se realizó con el desconocimiento de las familias involucradas. Esta violación ética elemental, sumada a la ruptura intencional de las cadenas genealógicas a los fines de una investigación (para el caso, el vínculo entre hermanos) ponen a Neubauer y su equipo en la mira de demandas judiciales por parte de los afectados. La escena del documental que recrea el testimonio de uno de los padres que acudió a la agencia de adopción a pedir explicaciones a los directivos, para luego de la reunión verlos brindar aliviados por creer que no va a salir a la luz pública la investigación, es sintomática de hasta qué punto ha habido mala fe por parte de los investigadores y colaboradores.

• Contradictoriamente con lo anterior, se sostiene que no sería cierto que los resultados del estudio estén ocultos, ya que Neubauer publicó el libro Nature’s Thumbprint: The New Genetics of Personality (1990) en el que se reporta el estudio de gemelos idénticos separados al nacer. Y antes, en 1986, había publicado un paper sobre organizaciones de desarrollo en gemelos idénticos criados en familias separadas. Publicaciones que ayudaron a ampliar nuestra comprensión de la interacción entre la naturaleza y la crianza. Sobre este argumento, sólo basta señalar que hasta el 25 de octubre de 2065 no es posible acceder a las 66 cajas de datos de la investigación guardadas en la Universidad de Yale, por voluntad de Neubauer. Dentro de esas cajas se guardan no sólo documentos, observaciones, filmaciones y registros de los niños analizados, sino sobre todo sus identidades y vínculos filiatorios y fraternos. Gracias a una intervención judicial, algunos de los afectados pudieron leer una parte censurada del material. Que recién se pueda acceder a esos datos para cuando todos los involucrados estén muertos, no solo es ocultar información sino también violar el derecho a la identidad de los sujetos. Lo cual configura un delito actualmente en curso.


[1Ya anteriormente se habían realizado dos documentales sobre esta misma investigación: The twinning reaction (2017) y un episodio televisivo de Secret Siblings (2018).

[2Para los comentarios de Leon Hoffman: https://www.medpagetoday.com/psychiatry/generalpsychiatry/80829

[4“I think the main trouble I had with the film was that the real distortion was that it was done in order to experiment on them rather than this was an experiment in nature which then was studied. Back in that time, there were a lot of these discussions about genes versus environment” (Leon Hoffman).

[5“Dr. Viola Bernard was the chief psychiatric consultant to the Louise Wise Adoption Services. In the late 1950s and before Peter Neubauer was involved, Dr. Bernard created a policy to separate identical twins for adoption. Dr. Bernard’s intent with the separations was benign. In a recently uncovered memo, she expressed her hope that “early mothering would be less burdened and divided and the child’s developing individuality would be facilitated.” Other agencies also practiced separation” (Lois Oppenheim).

[6“Neubauer was very much concerned with confidentiality. That’s why they never really published the details because it would be too revealing. Was he right to seal it? I don’t know. That’s always a question. The triplets, the two surviving triplets and the twins in the other movie, they got access to their papers. He probably thought that would be the safest thing to do, I would say. Whether he’s right or wrong, I don’t know. We always have 20/20 hindsight, but that I don’t know” (Leon Hoffman).



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